Madeira (9,10 - Agosto 2010)

Hoy hacemos la última ruta. Vamos al sureste, a la Ponta de Säo Lorenço.
Pero antes, una parada en el mercado de los labradores.
Muy turístico, y buen producto nacional!
Abajo el pez espada. Viven en zonas profundas. Tienen los ojos y los dientes enormes.
Los hemos comido todos los días.

Hay mucho ambiente, dentro y fuera.
Camino al cabo, pasamos por debajo del aeropuerto.
Estas columnas sujetan la pista de aterrizaje. Impresiona!

Comenzamos la senda. Vemos las maniobras para tomar tierra de algunos aviones.
Nos acordamos de nuestra llegada, que no olvidaremos en mucho tiempo.

 La zona es lo opuesto al resto de la isla.
Hierbas y matorral secos. Es el reino de la lava.
Algunos saben sacarle partido.
Una bandada de jilgueros (carduelis carduelis parva) rebusca las semillas del cardo.

 

Se dejan disfrutar los acantilados.

Mirando atrás se puede ver la costa norte, cubierta de nubes.
Se lleva bien el calor, hace mucho viento.

La costa sur queda protegida y parece que no nos libramos de un buen baño.

Una parada para mirar y ser vistos.
Antes de subir a la zona más alta del cabo,
paramos en la pequeña cala para comer y bañarnos.
Ahora toca subir.

Desde arriba, detrás nuestro, la casa do Sardina, punto de información del parque.
Delante, el cabo inaccesible y el faro.

Estas descaradas lagartijas han sido las protagonistas de la ruta. Hay miles!
No hay dos iguales... con o sín rabo, con trajes de colores....


A este abrevadero acuden todos a refrescarse.


La vuelta parece distinta. Ahora se aprecia mejor la altura...


En este mirador, una tortuga se asoma y vigila nuestros pasos.

Terminamos el día cenando como "güiris". Ha sido inevitable!


 La última mañana libre. Nos paseamos por Funchal.






Aquí terminan mis días por Madeira.
 Una buena experiencia que no me importaría repetir.
Un saludo para todos los viajeros que conocí y espero volver a ver.

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