Alaska (Agosto 2016)

Otro verano en busca del norte. "La última frontera" es el estado nº49 de los E.E.U.U. desde 1.959
Ha sido un largo viaje para llegar a Anchorage, la ciudad más grande, activa y poblada. La capital administrativa del estado es Juneau, al sureste, mucho más pequeña.
Parte del grupo listos para salir camino del Denali National Park, a casi 400km al norte.
Una parada para almorzar junto al rio. Los primeros salmones. Algunos no son capaces de completar su ciclo vital.
Los carteles sobre la peligrosa (y real) fauna local nos ponen alerta. En un corto paseo, los pescadores, armados, nos avisan de la presencia de alces, que pese a su simpática sonrisa, no son nada amistosos.

Las nubes nos dejan ver la imponente cima sur del monte Mckinley (6.194m.) llamado así en honor al 25 presidente americano, que "nunca puso un pie en Alaska"
Los indios nativos llamaron "Denali" (Montaña Grande) a la más alta de Norte América. En 2015 Obama le devolvió oficialmente su antiguo nombre.

Estiramos las piernas rodeando el lago que han creado los castores. Los vemos afanándose en el entorno de su enorme madriguera. Es fácil observar las huellas de su trabajo y como moldean el paisaje.
Preparando la cena.
Dedicamos todo el día a visitar el parque. No están permitidos los vehículos particulares y tomamos uno de los pintorescos autobuses oficiales. El camino es largo y espectacular. Se asciende desde la taiga a la tundra. Los inmensos valles recuerdan, por sus colores, los paisajes islandeses.

Espíritu americano y pasión por la naturaleza en el centro de visitantes Eielson.
El cielo nublado nos regala otra vez la fugaz visión de la cima del Denali.
Ascendemos al Thorofare  Ridge (300m.), un sendero hasta la cumbre con vistas espectaculares. Esperamos ver grandes animales pero hay demasiados visitantes.
Los más pequeños están habituados y aguantan el tipo.
Gorrión corona blanca.
                          
Ardilla ártica.


De vuelta, los animales, acostumbrados a los vehículos, se muestran tranquilos.
Algunos caribús machos de enormes cuernas. Otro joven desafía confiado al autobús.
A pesar de la gran población de osos grizzly pensamos que hoy no tendríamos la suerte de ver ninguno.
¡¡Este casi se sube al bus!! Apareció a lo lejos, sin dejar de comer arándanos, a una velocidad inusitada, atravesó el camino y siguió con su glotonería sin inmutarse.

Ya en la tundra se dejan ver varios alces macho.
Una hembra con su cría.
En el centro de visitantes podemos apreciar su gran tamaño.

Nos dirigimos al sureste por la carretera de tierra nº 8, la Denali highway, camino de Tangle Lakes.
Se suceden los lagos creados por castores diseminados en la taiga.

Cruzamos el inmenso valle del rio Susitna.
Almorzamos sobre los arándanos con unas inmejorables vistas.
Nos desviamos del camino a una zona minera. Al vadear un pequeño rio se tiene la sensación ir hacia ninguna parte.
Ascendemos unas colinas para tomar perspectiva del valle y los numerosos brazos y meandros del gran rio.




Junto al camino encontramos una escena habitual de caza y el despiece in situ para su transporte. 
Nos esperaba una sorpresa al cruzar de nuevo el riachuelo. Apenas lleva agua pero la gravilla atasca la furgoneta en el centro de la corriente. Está anocheciendo y el camino no es muy transitado.
La suerte nos acompaña, un cazador nos saca del apuro con su vehículo.  ¡¡Hay que llevar las chancletas siempre a mano!!!

Paramos a cenar en un pintoresco local junto al rio Mclaren.

Alojamiento en Tamgle Lakes.
Nos espera un completo día por el rio, navegando de lago en lago, aprovechando la corriente y disfrutando el paisaje.
Esta escena ya la he vivido antes....!!!!;)
Desde un alto se aprecia todo el recorrido. Algunos se relajan, otros se van de ruta y yo me entretengo por los alrededores con la cámara. Me olvido de los osos hasta que encuentro varios excrementos recientes!!!


La vuelta a contra corriente se complica con el viento de cara. Nos libramos del chaparrón por los pelos, pero hemos tenido que arrastrar la canoa con el agua por encima de la rodilla (los demás...yo más arriba...;(
Entrando en calor.

Antes del desayuno hay tiempo para observar el quehacer de una gran familia de castores. Llegan arrastrando ramas que amontonan en su "despensa flotante" muy cerca de la madriguera.



De vez en cuando se toman un momento para comer. En el silencio se escucha el sonido de sus dientes al roer las ramitas. Es un espectáculo precioso, para quedarse aquí todo el día!!!
Continuamos hacia el este. Alcanzamos la carretera principal en Paxson, un lugar abandonado y misterioso, en medio de la nada, que vivió tiempos mejores.
El águila calva aprovecha la abundancia de salmones.   
Continuamos al sur por la nº4, Richardson  Highway, bordeando el Parque Nacional Wrangell Saint Elías con destino al viejo pueblo minero de McCarthy.   
El oleoducto Trans-Alaska divide el estado de norte a sur con casi 1.300 km de tuberías elevadas y sistema antisísmico que permiten el paso de la fauna.
Es una suerte tener cerca una hembra de alce con crías. Gracias al viento a nuestro favor, se mantienen tranquilas pastando hierbas acuáticas.


Liberty falls.
Cañón del rio Kuskulana.

Cumbres de 5.000m en el parque Wrangell- Saint Ellias.

Llegaremos a McCarthy caminando, con equipaje para dos días.

Esta pequeña y aislada población surgió como lugar de diversión al abrigo del vecino pueblo minero de Kennicott. Hoy es el punto de entrada al mayor parque nacional de Estados Unidos.

La naturaleza se apropia de la chatarra acumulada. Cuesta mucho traer cualquier cosa hasta aquí pero es mucho más costoso sacarla y aquí se queda....
El cobre fue el mineral que se extrajo a principios del siglo XX en este complejo minero. Totalmente en ruinas, algunas instalaciones son utilizadas como centro de visitantes y es el paso obligado para realizar el treking al glaciar del mismo nombre.



Después de varios km. comienza el sendero por la morrena del glaciar.  Las rocas erosionadas y arrastradas desde las montañas cubren y ensucian el hielo formando un desierto de colinas grises.
Nos internamos en un laberinto. Se siente la fragilidad del entorno bajo nuestros pies.
Un riachuelo sin futuro se alimenta del sol. El agua busca su camino, destruye construyendo paisajes efímeros. Caminar entre el hielo es una experiencia inolvidable que engancha.





Termina el día con un vuelo panorámico sobre el glaciar y su entorno.
Las instalaciones  no dan demasiada confianza.....

Desandando el camino, el rio Cooper.
La pesca de subsistencia supone un alto riesgo. Agua turbia del deshielo y fuertes corrientes que los salmones remontan buscando los riachuelos de aguas claras para desovar.
Chitina y sus pintorescos locales.

Después de bordear de nuevo el macizo montañoso del parque, en su cara norte llegamos a la zona de Nabesna. Nos alojamos en la casa de una familia de tramperos. Son días tranquilos disfrutando de la agradable compañía de Steve y Joy. Su vida se adapta a la tierra y sus recursos. El paisaje idílico esconde la dureza y esfuerzo que requiere prosperar en éstas latitudes.


Steve nos acompaña a navegar. Intentamos pescar algo en aguas más claras y hacemos practicas de tiro con el arma que lleva al cinto...por si acaso... Otro buen día!!


De vuelta a casa nos muestra la forma fácil e ingeniosa de conseguir el cupo de salmones con el menor esfuerzo posible. La fuerza de la corriente y un artilugio algo destartalado llenan la despensa de los habitantes de la zona.

El entorno de la granja ha sido moldeado para obtener recursos. El lago artificial asegura el agua y  es aprovechado por la fauna, además de recrear la vista. Todo en la granja ha sido pensado y construido por sus dueños. Se siente una casa vivida y viva.
Practicamos con el arco...parecía fácil dar en el blanco.

Detrás de la diana, la pista de aterrizaje para avionetas, apenas estrenada.
A pesar de no despertar mucha simpatía, el oficio de trampero se entiende mejor escuchando las explicaciones de Steve, imaginando el trabajo de colocar y revisar las trampas en el frio extremo del invierno, expuesto en soledad a todo tipo de accidentes y contratiempos, amando y respetando la naturaleza, aunque resulte contradictorio.

Por la noche, en la cocina, un concierto de cantautor improvisado. No todos los días hay un público tan entregado!!

Hoy toca ruta por el Skookum Volcano trail, en el límite norte del parque Wranguell-Saint Ellias. Unos 900m de subida en apenas 4km.
En el bosque, bien camuflados, encontramos algunos lugareños.
El mas viejo acaba de cazar y despellejar un oso no muy lejos de aquí.
Las manos, aún manchadas...  

Carneros de Dall en el paso entre los valles.
Desde el collado, mereció la pena el esfuerzo!!

La vuelta será mas dura que la subida.
Nos hemos acercado a la verdadera Alaska gracias al trato familiar de Joy y Steve.
¡¡Un lugar muy recomendable!!

Camino a Valdez, en la costa sur, atravesamos las montañas Chugach y el Thomson Pass.

En el glaciar Wortington se aprecian claramente los efectos del calentamiento global.
Se nos ha terminado el buen tiempo.
En la bahía de Valdez faena entre la niebla la flota de pesca del salmón.
Hay salmones para todos....el agua parece hervir con su afán  instintivo de acercarse a la orilla y remontar unas cascadas casi imposibles.

 
Focas y leones marinos patrullan entre millones de salmones que luchan para hacerse hueco.

Pescar aquí no tiene ningún mérito. Basta estirar la mano y elegir!!


El león marino espera, paciente, atrapar algún salmón en la desembocadura.

En la playa, con marea baja, las gaviotas son muy selectivas. Eligen las partes más nutritivas, sobre todo las huevas.
Es tan fácil cogerlos  que nos permitimos pescar algunas hembras para probar las huevas...deliciosas!!

De vuelta a Valdez, apenas unos km, una osa grizzly con tres grandes crías baja del bosque a la bahía para pescar. Se asegura que todas han cruzado y se muestra desafiante frente al vehículo.


Desde el puerto tomamos un barco turístico para recorrer la bahía hasta el glaciar Columbia.
No parará de llover en todo el día. Una tropa de coreanos nos acompaña. La mayoría no parará de comer... sin moverse de sus asientos!!




Nutrias marinas.
Leones marinos aprovechan al máximo las balizas para descansar.


Águila calva.

De Valdez a Whittier en ferry.





Whittier, antigua base militar durante la guerra fría, solo es accesible en coche atravesando el túnel Anton Anderson,  4km y 4.5m de ancho, que combina el asfalto con las vías del tren.

En Seward tenemos la suerte de ver partir el tren más emblemático de Alaska,
preparado para soportar las peores condiciones de frio y nieve.

El salmón rojo es una de las  especies que se pueden ver por la zona. 

Seward tiene ambiente turístico y un sinfín de pescadores deportivos que muestran sus capturas orgullosos.
Las capturas son expuestas para la foto antes de ser preparadas para llevar a casa de vuelta.
Apenas se aprovechan los lomos, todo lo demás vuelve al agua...un desperdicio total!!!

La ruta al glaciar Exit es la más conocida por la zona. Una subida de 3.500 pies en 4millas...unos 1000m en 6,5km. Hace un día precioso...quizás demasiado calor!!!
Hay que tener muy en cuenta las recomendaciones en caso de ataque.... 



Las advertencias son muy reales...encontramos la huella de su paso muy reciente.
Por encima del bosque podemos relajarnos con las vistas.

Al final de la ruta, por encima del glaciar, el tiempo acompaña para disfrutar tras el esfuerzo. Otra vez mereció la pena.
Reparto de tareas....

Paseando por la bahía sorprendemos a una nutria marina cenándose un sonrosado pulpo. 
Visitamos una antigua zona minera. Durante un rato nos vemos afectados por la fiebre del oro. Apenas encontramos unas diminutas pepitas que nos bajan la temperatura....

De vuelta a Anchorage recorremos caminando parte de la ruta que conmemora el esfuerzo que hicieron en 1925 unos cuantos mushers con sus perros para llevar medicamentos a Nome (1.800 km) durante una epidemia de difteria... y llegaron a tiempo. La carrera se celebra todos los años a principios de marzo.



La bandera fue ideada por un nativo adolescente en un concurso entre escolares.
Según sus palabras el fondo azul representa el cielo y el mar, la osa mayor y la estrella polar por ser el estado más cercano al polo norte.
Una tarde de compras por Anchorage y una estupenda cena para despedirnos de Alaska.
Aún quedaron ríos por cruzar, sendas que recorrer, alguna aurora que disfrutar y por supuesto, buenos ratos!!!!
El  monte Denali nos despide.